A partir de 1937, los uniformes para los prisioneros del régimen nazi elaborados con un basto material de rayas grises y azules y los zuecos de madera se convirtieron en la norma en el sistema de campos de concentración.
En la exposición se muestran diversos uniformes pertenecientes a prisioneros del campo de Auschwitz, así como procedentes de otros campos de exterminio y concentración.
Cada uno de estos uniformes a rayas estaba marcado con un distintivo que indicaba la categoría de recluso y un número de registro que, en lo sucesivo, sustituía el nombre de las personas. El distintivo más común en Auschwitz era el triángulo amarillo, correspondiente a aquellas personas internadas por ser judías.
Estos toscos uniformes se confeccionaban a partir de una tela fabricada en el recinto femenino de Ravensbrück, que, a su vez, se cortaba y cosía en los talleres existentes en los campos más relevantes.
Dada la alta mortalidad de los prisioneros, en Auschwitz era normal que estos recibieran los viejos uniformes y calzado pertenecientes a aquellas personas que eran asesinadas.
Aún así, cuando no había suficientes uniformes para la cantidad de prisioneros, se empleaban prendas de paisano marcadas con pintura y los distintivos acostumbrados.